O poeta de hoje é Badr Shakir Al Sayyab.
Nascido no Irak em 1926 e falecido em 1962. É um dos maiores vultos da poesia árabe moderna, e um dos responsáveis pela busca de uma modernidade para a poesia árabe.
Fica esta poesia com tradução para o castelhano de Carolina Fraile:
EL POETA MALDITO
"a Charles Baudelaire"
Llevas a la lucha tu espada oxidada,
se agita en una mano que casi abrasa al cielo
por su sangre inflamada e iluminada,
queriendo desgarrar al aire.
Reúnes a las mujeres
en una mujer cuyos labios son sangre sobre hielo
y su cuerpo engañoso y necio
es una víbora caminando, almohada sobre el lecho...
No quieres
abrir los tragaluces para que entre la luz,
para no sentir que es vida.
Oriente alza ante tus ojos los velos,
casi abrazas la belleza junto al trono de Dios,
casi la ves
relucir en una nube de fragancia y luz.
La ves en el pezón de un seno que enciende las estrellas
con su rojez...
La muestras saliendo
de una tumba, la arrastra la nube de humo,
a su sombra pobre fugitiva duerme
un príncipe rodeado de copas y esclavas,
su grandiosa morada en ruinas
es una de las islas del coral,
mar que purifica a Lesbos con salobre.
Tu espíritu lo bebe desde el eco al abismo
cual si Safo te heredara un fuego en las venas,
y tú no abrazaras sino tu eterno sueño
como quien abraza su espectro asomado a un cristal.
¡Fuego de Narciso, Tántalo y los frutos!
Se diría que la indolente y lánguida África
(sus ríos caudaloros, los atabales,
sus espesos bosques de sombras y lluvia,
su húmeda sequía... la luna)
se envolviera en una mujer que perdió el honor,
y mamaras de ella veneno y llamas,
y sobre ella gotearas tu estraña pócima...
Se diría que desde la nube de humo y noche
te alzaras, entre un mundo que tensan los latidos del oro
y un mundo de imaginación y pensamientos,
desde un muro de embriaguez,
tras su sombra te acurrucas sin que te hiera la humanidad.
Entré por tu pecaminoso libro
al huerto de la sangre que arde con las flores,
bebí el néctar de sus letras,
senos de una loba en las estepas,
su leche es furia
y su sombra fecundidad.
Me sumergí, las olas me golpeaban
arrojándome de una orilla a otra vieja orilla.
Llevé desde su abismo la madreperla del castigo
te la llevo a ti.
¡Tiéndeme las manos!
¡Aparta las rocas y la tierra!
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