Ví lavandas sumergidas
Más allá de la lluvia ví serpientes enfermas -bellas en sus úlceras transparentes-, frutos amenazados por espinas y sombras, hierbas excitadas por el rocío. Ví un ruiseñor agonizante y su garganta llena de luz.
Estoy soñando la existencia y es un jardín torturado. Ante mí pasan madres encanecidas en el vértigo.
Mi pensamiento es anterior a la eternidad pero no hay eternidad. He gastado mi juventud ante una tumba vacía, me he extenuado en preguntas que aún percuten en mí como un caballo que galopase tristemente en la memoria.
Aún giro dentro de mí mismo aunque sé que voy a caer en el frío de mi propio corazón.
Así es la vejez: claridad sin descanso.
Bella prosa, las imágenes y metáforas están muy logradas y tienen toda la fuerza y el vigor de la experiencia vital y el dominio de la palabra.
ResponderEliminarSaludos y gracias por visitar mi blog.
Gracias Narci.
EliminarEs mi placer visitar su blog.
Saludos.