Uma poesia da poetisa peruana Gloria Davila:
Me moriré en París con aguacero
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París - y no me corro-
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.
César Vallejo
Yo no me corro…
de cúspides en hielo
noches en tormentas
fuego a ciempiés
panes podridos en alacenas olvidadas
esputo salado
y mis falanges en cascadas escarchadas.
No, yo no me corro de la noche hambrunal
niños en llanto madrigueras
de los ojos rojos de la ira por la pútrida vida
que llaga mis alforjas sonajas.
Yo, no me corro de
tus labios secos de la mar en sentencias vivas
de no saber si es inerte muerte en cadenas
porque mi candente infierno es ojo del venado herido
entre punas desiertas y estepas repletas de tu hambre.
No, yo no me corro de todo lo que en ciernes
será mi cruz…
corona de sombras huidizas
de mis huesos hoy polvo herido
echando murmullos a versos escasos.
No, yo no me corro…
ni espero guadañas perladas
rondando mi anatomía estrecha
que agazapada transcurre
y que el pan no lo señale, con el dedo acusador
no, no me corro
y te espero
rueda del ocaso
tirada por carrozas esqueléticas
de tu olvido en abismos.
Sí, te espero
porque tú hambre, te irás para siempre.
Yo no me corro…
de cúspides en hielo
noches en tormentas
fuego a ciempiés
panes podridos en alacenas olvidadas
esputo salado
y mis falanges en cascadas escarchadas.
No, yo no me corro de la noche hambrunal
niños en llanto madrigueras
de los ojos rojos de la ira por la pútrida vida
que llaga mis alforjas sonajas.
Yo, no me corro de
tus labios secos de la mar en sentencias vivas
de no saber si es inerte muerte en cadenas
porque mi candente infierno es ojo del venado herido
entre punas desiertas y estepas repletas de tu hambre.
No, yo no me corro de todo lo que en ciernes
será mi cruz…
corona de sombras huidizas
de mis huesos hoy polvo herido
echando murmullos a versos escasos.
No, yo no me corro…
ni espero guadañas perladas
rondando mi anatomía estrecha
que agazapada transcurre
y que el pan no lo señale, con el dedo acusador
no, no me corro
y te espero
rueda del ocaso
tirada por carrozas esqueléticas
de tu olvido en abismos.
Sí, te espero
porque tú hambre, te irás para siempre.
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